La ventana indiscreta

El Blog de Carlos Vallejo

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La montería del juez

Carlos E. Vallejo.

El hijo del zapatero del pueblo de la Carolina, salió espabilado. Tenía habilidades para los números y fue la primera generación que terminó una carrera universitaria en su familia.

Como se decía en aquella época, tuvo muy buena colocación, en “La renfe”, donde terminó de jefe de compras en los años 70. Ese fue el trampolín, donde de burgués acomodado paso a ser millonario.

Una mordida por aquí, tráfico de información por alla, permitieron alternar la continua corrupción en la empresa pública, para crear un imperio inmobiliario.

Locales de oficinas en barrios emergentes de Madrid (la nueva “Azca” de los años setenta) está fue su gran apuesta de inversión, que le posicionó en un grupo inversor inmobiliario de primera.

Como no podía ser menos , los orígenes en España tiran mucho. Había que demostrar a sus coetáneos que el hijo del zapatero habría triunfado. Y como no podía ser menos, todas las mejores fincas aledañas al pueblo fueron compradas por el nuevo rico.

Montería, señorito, rancia jornada, donde los negocios se acuerdan y la conciencia se ensucia. Personajes varios, donde todos quieren presumir, pasarela de egos que muestran el becerro de oro amasado.

Fue un fin de semana, donde se cazaría el sábado y el domingo. Cien puestos, que si multiplicamos por lo que cuesta disparar tiros y matar ciervos, sonrojaría a muchos está triste matanza animal.

El poderoso llevaba tiempo lidiando un proceso judicial, donde la avaricia le jugó una mala pasada. En breve tendrá el juicio, donde todo apunta a una temporada a la sombra.

Juez sevillano que fue invitado a la montería. Hospedado en el hotel la Perdiz de la Carolina, donde un gran amigo suyo fue el maestro de ceremonias, que jugó el rol de noble comprador de los servicios cinegéticos que invitó al letrado.

Besos, abrazos. Todos le ponían buena cara. Ese fin de semana le hicieron más caso que durante toda su vida.

Cazó, folló y prevaricó.

Todos los ciervos llegaban directos a su puesto. Incluso mató una medalla de plata. Ovaciones y reconocimientos, con muchas fotos con “Papaya”.

Margot, impresionante ex Miss España fue la encargada de ser la ocasional cazadora, cuyo marido a última hora se había indispuesto. Le puso caritas desde la llegada.Coincidieron en el almuerzo y la cena.

Ya en la reservado del hotel convertido en discoteca privada, el juez se lanzó y le cogió la mano a la trasnochada vedette. Que con carita de pudorosa termino haciéndole una felación en los baños, para que la cámara pudiera grabar unos buenos primeros planos.

El resto de la velada, en la habitación del juez, nuestra querida esposa olvidadiza lo dio todo, a golpe de “farlopa”, llegaron hasta al amanecer.

El segundo día de montería, a comedia se repitió. Nadie disimuló ni un poquito.

Todo fue encaminado hasta las 16.30pm, en el despacho del anfitrion.

– Espero que lo haya pasado bien.

– Todo ha sido perfecto. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto.

– Antes de que os vayáis, me gustaría consultarte un tema jurídico. Por descontado, sin ningún tipo de compromiso. Solo quiero conocer su enfoque.

Apenas fueron 45 minutos, dos pacharanes con hielo y buen habano cubano.

Se terminó la montería, todos se fueron.

Tan solo los guardeses y el poderoso compartían el fuego de la hoguera.

  • Don Manuel, creo que se ha dado bien el fin de semana.
  • Si Domingo, mejor de lo que imaginas

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Marcel

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