La ventana indiscreta

El Blog de Carlos Vallejo

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Trapecio Amazónico

Carlos E. Vallejo.

Me informé con la regenta del hotel, que en el rio Amazonas existen una variedad de delfines con un tono rosado.

La primera excursión partía a la localidad de Puerto Nariño y probablemente, durante el trayecto se podrían avistar algunos.

Morraja frita con patacones, arroz y aguacate fue la cena que me preparó la señora. Desde que me reencarné no había comido, más que nada porque no lo necesito, soy un espíritu hecho carne de cara a los demás. Mi volumen es un mero espejismo, aunque parezca cuerpo no lo hay.

La escena fue rara, atípica y nueva. La hippie dejó la cena en la mesa y se sentó en la hamaca frente a mí, en espera a que disfrutará del pescado.

No sabía qué hacer. Me concentré para que mi ingesta pareciese real, pero fracasé de todas todas.

Como no dejó de ser espíritu, la hippie no podía dar crédito al ver cómo masticaba y a la vez salía por mi ano de la misma manera que había entrado.

En mi segundo bocado, se cayó desmayada al suelo. Casi se revienta la cabeza. Alerté a los empleados y se la llevaron al hospital, mientras gritaba.

  • !No es Humana, cuidado con ella!.

Yo de forma burlona, hacía el amago de fumar y les decía a los presentes:

– La abuela se pasó de vueltas con la “María”.

Después de este episodio que me volvía a confirmar, lo verde que me encuentro en mis dotes de cambio de la realidad, me fui a dar una vuelta por el pueblo.

En este estado, no duermes y nunca estás cansado. Con lo que te aburres una barbaridad por la noche. Pero como decía mi madre,”esto es lo que toca”.

Por la mañana me uní a un grupo muy variopinto, una pareja española, cuatro colombianos y dos chicos americanos. Partimos de un puerto con muchísimo movimiento de mercancías, los estibadores cargaban bultos de bananas, sacos de café y vacas prácticamente enteras.

Nos metimos en la lancha y como una turista más me dirigí a Puerto Mariño.

Durante el trayecto de aproximadamente una hora, tuvimos tres avistamientos de delfines. Si es cierto que los delfines rosados impresionan, tienen un aspecto más bien prehistórico. Salvo esto no vi, ni observé nada especial.

La pareja española parecía recién casados. Besito por aquí, arrumaco por allá, hasta que el puto descarado del españolito intento meterme mano.

Cuando intento tocarme un pecho de forma disimulada, no toco nada obviamente y del susto que se dió, casi vuelva la barca.

La mujer se dio cuenta y le gritaba como una loca descosida:

  • !hijo de puta mal parido!. En nuestra luna de miel y le intentas tocar las tetas a esta vieja mejicana.
  • Cuidadito guapa, dónde ves la vieja.
  • Señora por favor, métase en sus asuntos.

No tenía paciencia para involucrarme en la pelea y menos mal que llegamos pronto a Puerto Nariño.

Me baje la primera y abandone el grupo. No podría soportar una vuelta con semejante pareja.

Puerto Nariño es un municipio del Amazonas totalmente encantador. Se encuentra a orillas del río Amazonas y se caracteriza porque parece un gran parque natural, es un gran destino, si se quiere escapar del bullicio y estrés de la ciudad porque otra particularidad de este pueblo es que no existe ningún tipo de vehículo terrestre motorizado.

Pasear por este pueblo es una delicia. Desde que toque el suelo, se me olvidó el incidente del español.

Huele a verde, los vecinos son encantadores, se puede sentir que hay vida pura en el ambiente, pero como siempre estaba expectante a que se me mostrara algo. Creo que ese es el gran problema de la humanidad, esperar a que aparezca, en vez de buscarlo.

Todo aparece durante los días, según se va desarrollando la evolución. Debes concentrarte y ser tú el que desarrolla los acontecimientos.

¿Y como se hace?. A través de la meditación consciente.

¿Y qué es la meditación consciente?

Se trata de una concentración mental, subiendo tú consciente a un nivel superior, donde debes buscar la paz interior, una vez en este estado, lo debes disfrutar y buscar una guía.

Eso es lo que me dispuse a hacer en el jardín del hotel donde me hospede. Conseguí llegar a la paz, una vez alli, mezclé el consciente con el inconsciente y lo pude ver, donde mueren los delfines, hay una fuente del bien.

  • ¿Una consulta señor?
  • Lo que usted necesite señora.
  • ¿Dónde mueren los delfines?
  • Ese es el secreto mejor guardado del Amazonas, cuenta la leyenda, que unos de los afluentes del río termina en una laguna, donde el delfin se convierte en la “Victoria regia”, el nenúfar más grande del mundo.
  • Para poder alquilar una lancha aquí, ¿a quien debo recurrir?

Carlos Lavado, el encargado del hotel, me dijo que el viejo Melchor, oriundo de Puerto Nariño me llevará en la barca.

No me llevó, yo fui, con las indicaciones que le di, la elegida para encontrar la laguna del cementerio de los delfines rosados.

No es muy grande, unos 2.000 metros cuadrados abarrotados de “victorias regias” con flores blancas de una belleza sin igual. Demasiada belleza unida en pocos metros. Me baje de la barca, fui andando por encima de los nenúfares sin hundirme, hasta que llegue al final de la laguna y cuando me disponía a tocar tierra fuera de la laguna, caí a plomo en la laguna, observé una pequeña cueva muy iluminada, entre buceando y una mano me tiro hacia dentro.

  • Por fin Lucia, ya has llegado, bienvenida al universo amanecido.

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