La ventana indiscreta

El Blog de Carlos Vallejo

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Ni profe, ni sor.

Carlos E. Vallejo.

Después de la experiencia india, volví como no, al garito.
Esta secuencia siempre se repite, recibimiento de melancólicos y vuelta al mundo de los vivos.
Tenía de nuevo visita.

  • Usted debe ser Lucia.
  • ¿Cómo sabe mi nombre?
  • Lo he sabido desde siempre. Mi madre desde pequeña, me contó que después de este trance que llaman muerte, me encontraría con una mujer llamada Lucia que será la encargada de ayudarme.
  • ¿Ayudarte a qué?
  • A encontrar a mi madre en el “universo amanecido”.
  • La verdad es que en este nuevo estado, continúa el “frikismo” en grado máximo. “ universo amanecido” por Dios, parece de telenovela o el último puticlub de carretera del Palo, México.
  • Disculpe, no le entiendo.
  • Ni falta hace, cariño, estoy dándole un poco de humor a esta puta locura. Perdona, dónde estábamos?. Si te tengo que ayudarte a encontrar la cursilería está, que me niego a mencionar.
  • Señora no me la esperaba así.
  • Suele pasar, las leyendas y la imaginación humana son muy traicioneras. Crean unas expectativas, siempre muy por encima de la realidad. Pero querida centrémonos. ¿Cómo se supone que voy a encontrar a tu madre?.
    -No lo sé.
  • Pues, no quiero ser vulgar, pero estamos jodidas. No tengo ni pajotera idea de cómo empezar. Mi anterior interlocutora Anita Jaramillo se cansó de mi y ahora estoy sola aquí en el garito recibiendo melancólicos.
    Tu eres la única que viene con una directriz determinada.
  • Ante este panorama tan desolador.
    Si tiene razón, la expectativa era muy superior. Bueno tráigame una buena hamburguesa con patatas fritas, ya que veo que aquí todo el mundo pide comida.
    Sentía que la nueva, traía novedades. No sabía por donde empezar, pero debía tirar del hilo.
    Antes de que me diese cuenta estaba hecha carne en la clase.
    La unión de aportaciones te dan un todo que se convierte en algo que funciona o se rompe.
  • ¿Cuál será el final de la clase de hoy?
    Se llama Oscar Lemaitre, profesor de la universidad autónoma de Barcelona. Todas sus clases comienzan con esta pregunta.
    Son clases donde no existen los roles de alumnos y profesor.
    Hay un tema por aprender que es construido por todos.
    Las bases las marca el profesor, pero son los alumnos los que mediante sus aportaciones desarrollan, debaten y enriquecen el tema.
    Existe una hoja de ruta previa que todos los alumnos reciben una semana antes de la clase.
    Es una maravilla observar cómo avanza el “tempo” de la clase.
    No es un debate. Son aportaciones a un todo que muchas veces puede mejorar el original.
  • Compañeros alumnos. Hoy vuestro profesor, que no es profe ni es sor, comienza una construcción que no es fruto de la improvisación, sino de la elaboración.
  • Señor Oscar, soy María, su alumna, en la práctica , una aportadora más, que en la realidad, me gustaría empezar esta creación, con una pequeña reflexión.
    “Yo soy yo y os presento la codicia de “Judas Iscariote” en la tracción a Jesús.”
  • Tenía que haber un final, un chivato que vendiese la verdad.
  • Totalmente de acuerdo Yo. Yo soy ella y te recuerdo las palabras del Señor a Pedro: Antes del amanecer me negarás tres veces.
  • Así fue, provocado por una presión bien ejercida y el miedo a sufrir un castigo.
    Recordar que Jesús es padre, hijo y Espíritu Santo.
    El hijo era hombre y como tal, sufría todas las miserias propias.
  • Entonces queridos míos. Retomó el hilo del debate el profesor Oscar.
    ¿Quién fue el responsable de la muerte de Cristo?
    Os leeré este pasaje de la Biblia para refrescar vuestras memorias:
    Mientras todavía estaba Él hablando, he aquí, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarle. Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? Y cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos a espada ? Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
    Respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto. Y tocando la oreja al siervo, lo sanó. Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra Él:
    ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón? Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros.
    Tenemos a una nueva alumna. Querida, ¿con quien tenemos el placer de estar?
    -Me llamo Lucia, soy una muerta reencarnada.
    Toda la clase se partió de risa, hasta que el profesor a modo de “sorna” hizo callar a los estudiantes y de forma cómica exclamó:
  • Si es verdad lo que afirmas: ¿Manifiéstate?.
  • Ok, querido profesor, me voy a manifestar, usted volara un rato por la sala
    Emulando a “Superman”, el profesor le gritó :
  • ¿A qué esperas?.
    Primero fue volcado boca abajo y ascendió hacia arriba.
    Del susto provocado, el profesor se meo en los pantalones. Los alumnos ahora gritaban sin dar crédito a lo que estaban viendo.
    Fue zarandeado por el aire, sin rumbo fijo.
    La escandalera fue tan grande, que apareció de inmediato el vigilante de seguridad.
    El iluminado, no tuvo mejor ocurrencia que sacar el revólver y disparar en contra del profesor volador.
    Lucia paró la voladura del profesor y lo posó sobre el estrado de la clase.
    Entonces el vigilante apuntó a el profesor y le asestó tres disparos, quitándole la vida.
    Esto provocó una estampida de todos los estudiantes que salieron despavoridos del aula magna.
    Tres, son los que quedaron. El muerto boca abajo, meado y creando un riachuelo de sangre que que ya llegaba a las primeras sillas del aula.
    El vigilante jurado, con la cara colorada y la vista ida. Le temblaba la mano que sujetaba el revólver que había utilizado por primera vez en su carrera.
    Y nuestra Lucia que no daba crédito de la que acababa de liar.
    • No se mueva por favor. Levante las manos lentamente.
    • Si, tranquilo. Colaboro.

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