La ventana indiscreta

El Blog de Carlos Vallejo

La ventana indiscreta

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La muchacha de las bragas naranja

 

Lola, en la vida debería haber un limite, es decir a partir de un punto debería ser inaceptable que la gente saliese a la calle. Mira a esa pobre desgraciada con bragas naranja fucsia y pantalones blancos.

– Que horror Maribel, si no lo veo, no lo creo. Igual es una demente.

– Pues se la ve bien fresquita.

– Dios santo que mundo de loquitos.

El mensaje de «whatsup» lo ponía bien claro: «Debes acudir a la cita con bragas naranja y pantalón blanco de verano, a ser posible corto. En el caso de que no cumplas mis instrucciones, no tendré piedad contigo».

Me llamo Gabriela y esta es mi historia.

Me licencie en Sociología y realicé un master en investigación de mercados de comunity Manager. No me fue difícil encontrar trabajo en una multinacional hotelera que gestiona miles de webs en el mundo donde vende camas de sus establecimientos . Yo inauguraría el departamento de Comunity manager de la empresa y el sueldo era envidiable. Mi primer trabajo, sería la que liderara el departamento. Tan solo debía rendir cuentas a la dirección general, cuyo director Ausías Coll parecía haber depositado gran confianza en mi . Debía informarle todos los viernes de los progresos del departamento.

26 años, recién licenciada y con un futuro prometedor por delante. Hacia ya más de un año que había sucumbido a la fiebre del «running». Me estaba preparando para mi primera maratón.

Todos los días entrenaba con un grupo de compañeras por las tardes, después del trabajo. Para mi era uno de los mejores momentos del día. Hay un punto en el que el cuerpo supera la fatiga inicial y entras en un estado de trance, donde las pulsaciones de tu corazón van coordinadas con tu zancada. En ese momento pierdo la noción de espacio y tiempo y me dejo llevar corriendo sin rumbo.

Nuestra empresa es una filial de la empresa original de la cadena hotelera. Nosotros solo gestionamos las webs de los hoteles y tenemos múltiples portales en todas partes del mundo donde se venden las camas o paquetes organizados. Solo vamos dirigidos al consumidor final y mi labor es crear un macro plan de marketing digital dividido por países con la intención de aumentar la cuota de mercado.

– Como te comentó Marisa de RRHH, todas las semanas a las 19.00 horas me pondrás al día de todos los progresos del departamento. En el caso de que necesites implementar cambios que conlleven inversión, debes crear un informe para que lo lleve al Consejo de administración de la empresa. Me reúno con ellos, una vez cada quince días.

– Si Señor, lo tendré en cuenta.

– No me llames Señor, me puedes llamar Ias.

– Ok Ias, lo haré.

Dicen que soy muy atractiva, un metro setenta y cinco centímetros, cuerpo atlético, pero yo siempre me veo el mismo patito feo de la infancia donde los niños del patio se burlaban de mis gafas. La verdad es que admiradores nunca me han faltado, pero novios de verdad nunca he tenido. Todavía no me he enamorado y con la oferta de chicos en la actualidad lo veo complicado. Guapos y atléticos con poco cerebro y feítos babosos. No veo nada que merezca la pena.

A  Ausías lo veía un poco salido. En la reuniones que teníamos no dejaba de mirarme las tetas ni un instante. Cuando me las tapaba con la chaqueta con un gesto de pudor, se daba por enterado y giraba la mirada hacia otro lado.

En nuestra tercera reunión ya empezó con la tontería de que si continuábamos trabajando tomando una copa en el bar de al lado. Le dije que no bebía y que entrenaba todas las tardes. Es un viejo verde.  Lanza el anzuelo a ver si pico.

Todo parecía controlado y en orden. Estaba realizando diferentes planes estratégicos en función del país donde se encontraba el portal emisor de clientes. En Panamá teníamos un gran portal de ventas que generaba muchas reservas en todo Sudamérica.

Los portales vendían camas de nuestra cadena hotelera, así como de la competencia a la que cobramos una comisión. En Panamá teníamos tres portales de reservas. Somos lideres con una cuota de mercado de cerca del 67%. Algo completamente inusual en el resto de países.

Las reservas eran continuas y excesivas. Solíamos tener un 5% de Overbooking, pero en Panamá llegábamos a ratios del 11% en determinados establecimientos. Algo completamente anormal.

– Señor Ausías, buenos días, antes de evaluar la semana, me gustaría que me aclarase los ratios de los portales de Panamá.

– Chica lista, te has dado cuenta pronto que no comparte la norma. Si en Panamá al ser un país que genera enormes reservas, lo gestionamos con un socio local. Por eso las variables de overbooking son superiores.

– Gracias Señor por la aclaración.

– Uy cuanto formalidad; Ausías, Señor, tranquila ya te dice que me podías llamar Ias que es como me conocen en toda la empresa.

– Lo siento Señor, pero no me sale. Prefiero hacerlo a mi manera.

– Como quieras Angelito. Pero hoy te ordeno que la reunión la terminaremos en el bar del al lado disfrutando de un merecido «gin tonic».

– Como disponga Señor.

Baboso, sobón, lenguaraz. Lo tenia todo el pobre director. Pero no quedaba otra que «aguantar el tirón» en el caso de que quisiese el empleo.

Como confirme con Raúl el responsable de informática de la empresa, el servidor de los portales de Panamá también era independiente y lo gestionaba el socio local.

Olvide por completo todas las anomalías con Panamá y me centre en mi trabajo. Mi nombramiento había salido publicado en los principales periódicos económicos del país junto con mi foto. Esta era una buena oportunidad para empezar a labrarme un futuro en el sector.

Habían pasado dos semanas, sin novedades en el trabajo, continuaba implementado los planes estratégicos de los portales en cada país. Mi vida se centraba en trabajo y “running”. Quedaban tan solo tres semanas para mi primera maratón y debía entrenar a conciencia si quería terminarla.

Una tarde en el gimnasio me encontré en las taquillas, la cartera perdida de alguna usuaria. Contenía toda la documentación y un par de tarjetas de crédito. No me lo pensé dos veces y me fui a un locutorio latino a las afueras de la ciudad. Entre en nuestro portal de Panamá y reserve una habitación doble desde el 29 al 31 de Octubre. Hice la misma operación varias veces con la misma fecha y me dejaba.

Estaba segura que había mierda en ese portal. Me ha dejado desde la misma IP reservar cinco veces la misma habitación en la misma fecha. No es que sea ninguna lumbrera, ya lo había visto en el histórico de compras de la web que se podía hacer sin ningún problema. Lo que me extrañaba bastante es que se pudiese hacer desde la misma IP. Era un error demasiado fuerte como para pasar inadvertido.

Había contratado a cuatro compañeros en mi departamento, pero realmente parecía que a Ausías le interesaban más mis tetas que los progresos que hacíamos en el departamento.

– Gabriela perdona

– Si dime Ramón. Ramón Gómez Esparza, compañero de trabajo en mi departamento y un gran programador que se había incorporado recientemente.

– Te has dado cuenta de lo que pasa en los portales de Panamá?

– Si hace tiempo. Se lo he dicho al jefe. Pero todo depende del socio local,  que lo gestiona todo. Con lo que me parece que  no vamos a hacer nada.

– Le he echado un vistazo y las ventas cantan demasiado. Lo podían disimular un poco más. Estas segura de que no depende de nuestro departamento?.

– Pues segura cien por cien. No. Cuando se lo comenté al director me dice que todo depende del socio local.

– Esto «canta por soleares». Con lo que te exijo que desde dirección nos eximan de esta responsabilidad, ya que nosotros no vamos a gestionar estos portales.

– Ok veré que puedo hacer, pero estate fuera de esto y no toques nada.

Era viernes y me quedaba un semana para mi primera «maratón». Me fui a entrenar a casa de mis padres que viven en un pueblo de la sierra de Madrid y dejé el móvil en mi  casa. Cuando llegué el domingo tenia varios «whats ups» de Ramón, mi compañero de trabajo,  en el que me pedía que le llamase de forma urgente. Las peticiones comenzaron el sábado por la mañana y terminaban a las 20.00 horas del mismo día.

Le llame varias veces pero no contestaba.

Empezó mandándome noticias de un empresario panameño dedicado a la importación y comercialización de café colombiano. Me mandaba reseñas de diferentes entrevistas en medios de comunicación. «Oswaldo Reinosa Gaitán» casado con una ex modelo y padre de tres hijos, es miembro de la Cámara de comercio de Panamá y un conocido empresario que diversifica mucho su modelo de negocio.

No hacia falta ser una adivina para darme de que se trataba de nuestro el socio local.

Ausías me ratifico en nuestra reunión semanal que Ramón ya no formaba parte de nuestro equipo de trabajo. Lo habían ingresado en una clínica de desintoxicación de drogas.

La nueva sustituta de Ramón es María Gómez Esparza una ex modelo muy cotizada en los ambientes parisinos que se había convertido en mi nueva jefa.

–    Querida, una cosa que no puedo tolerar en el trabajo es el mal gusto a la hora de vestir. Y si te soy sincera, tu eres la campeona de esta empresa.
No te voy a dar pautas ni directrices de uniformidad, nuestra palabra mágica será: Putón. Una vez que la escuches de mis labios, tendrás siete minutos y medio para abandonar la empresa, en caso contrario el director Ausías te introducirá su falo por tu ano en repetidas ocasiones.

Espero que lo hayas entendido a la primera, ya que no te lo volveré a repetir.

Fue un día duro, tenia los ánimos por los suelos. Antes de volver a casa necesitaba mi dosis. Me metí en una “kurda” en la Plaza de Neptuno rumbo a las “Rosillas”. Durante el trayecto se la chupe a mis tres compañeros y dos de ellos me dieron por el culo.

Cuando llegue, apenas podía vocalizar, ya que los restos de semen habían secado completamente mi lengua.

Se la tuve que chupar también al camello para que me pasase una buena dosis de heroína afgana. Opte por la opción intravenosa para darme un viaje que me duró dos semana y media.

Cuando desperté me encontraba en el asiento de atrás de un Cadillac descapotable. Comencé a vomitar sangre encima de la tapicería. Parecía como si mi alma se diluyese  y de repente me reventaron la cabeza con un bate de beisbol. Las orbitas de mis ojos se dispararon como un trueno.

Era “Justin Bieber” en versión Barbie. Tenia una gran cola de caballo y un conjunto rosa con unas medias ocres en las que se podía leer el mensaje: Bienvenida a la vida.

Hoy es el primer día del resto de tu vida. Seguro que lo habrás escuchado más de una vez, pero ahora es completamente cierto. Jaume Sabater será tu nuevo guía espiritual. A él le debes pedir todo lo que necesites, solo el aire que respiras es lo único que te podrás permitir en esta tu nueva vida.

Has tenido demasiadas emociones en el día de hoy. Te iras andando a la pensión “La Lola” en la calle Ballesta y permanecerás doce días y quinientas noches sin tener contacto con el mundo exterior.

Nuestro canal de comunicación serán los gemidos de la alcoba contigua a la tuya.

Si son pares, una dosis de heroína afgana te tendrán fuera de juego unos veinte y dos día y medio.

En el caso de que sean impares, deberás abrir el horno que se encuentra en la cocina de la pensión, donde veras un sobre con las instrucciones de tu nueva misión.

Ficción o realidad. Donde me encontraba inmersa. Solo podía distinguir los dedos de mis pies que se asemejaban a pequeños marcianos que no me daban ninguna información.

Los gemidos de la habitación contigua empezaron, al cabo de un rato ya no sabia distinguir en que momento me encontraba; par o impar.

Me lo jugué todo por impar y me dirigí al horno de la cocina. En un sobre de color burdeos se encontraban las directrices de mi nueva misión.

Todo era bastante difuso. Marcaba la muerte de Ias como prioritaria para poder continuar con la misión.

No me lo pensé dos veces. Le llame por teléfono al trabajo y quedamos para tomar un “gin tonic” en frente de la oficina.

–    Ias no sé como explicártelo, pero desde que llevo en esta empresa, la persona más desagradable con la que me topado has sido tu. No aportas absolutamente nada. Todo lo que dices es pura mierda. Realmente tu actitud es hartamente extraña y no sé lo que pretendes conseguir.
–    Querida creo que este no es el camino correcto.
–    Ya, ya lo pensaba yo, pero la vida es muy cabrona y ha decidido que debes morir como el perro que eres.

No le di tiempo para pensar. Le revente el vaso del “gin tonic” en la jeta para continuar con la botella  aplastándole los dedos de la mano.

En la cafetería de la oficina no daban crédito con la escena. La responsable de recursos humanos se me dirigió recriminándome mi comportamiento.

No le hice ni puto caso, solo reventaba el casco de la botella en la cara de Ias repetidamente. Se formo un gran charco de sangre en la barra hasta que por fin se desplomo en el suelo.

Aproveche ese momento para salir por patas del garito.

No sabia a donde ir. Pronto toda la policía de Madrid me estaría buscando. Decidí que quizás una temporada desaparecida en la sierra era una de mis mejores bazas ante esta situación.

“Miraflores de la sierra” fue mi destino. Allí mis padres tienen una casa de campo, donde me seria bastante fácil desaparecer.

Me escondí en la casa de muñecas que mi padre nos construyó a mis hermanas y a mi en el solar contiguo de la parcela.
Mi padre ingeniero de profesión, no escatimó en ningún detalle. Era un pequeño bunker con absolutamente de todo.

Allí permanecí tres semanas, hasta que decidí que mi rumbo debía cambiar de aires.

En el garaje todavía conservamos un “ Seat Arosa” propiedad de mi tía con el que me dirigí a Santander para tomar rumbo al sur de Inglaterra.

Una vez allí conocí al “Jam Master” un español que se dedicaba a cortar jamón en los mejores pubs ingleses de la zona.

Pronto me propuso que nos fueses a la cama, pero le recordé que no seria la mejor idea la de acostarse con una fugitiva española, totalmente perdida a la que todo le importaba bien poco.

Pasados unos días me convertí en la mejor camarera de la zona y en principal reclamo de los jamones españoles.

Yo tan solo posaba junto al “Jam master” en sus sesiones de corte. Fue una época muy agradable, pero seguía sin encontrar mi verdadero sitio.
Había empezado con buen pie en la empresa. Pero pronto se jodio todo.

Tenia que buscar mi verdadero destino de una vez por todas y esta nueva aventura no me ayudaba mucho.

Fue cuando decidid agarrarme a la única pista que me había dejado Ramón. El socio de Panamá.

Con la ayuda del “Jam Master”, en una sesión de corte  por el Caribe, conseguí llegar a la localidad de Maracaibo en Venezuela.

De allí a Panamá city, quedaba un buen trecho, de un camino que no sabía como recorrer. Agudice el ingenio y provoqué que la rata viniese a mis manos.

En el primer locutorio que encontré, compré un buen paquete vacacional de suits en el “Imperial palace de Panamá. Todas las reservas las puse a nombre de Oswaldo Reinosa Gaitán, a través de una carta de crédito que se debía hacer efectiva en la Banca nacional de Maracaibo.

Era cuestión de tiempo que mi querido Oswaldo picase el anzuelo y me realizase una visita.

Fuero días de paz absoluta. Me hice amigo del profesor de Yoga del Hotel de Maracaibo. Todas las tarde nos la pasábamos meditando en la puesta de sol, en espera de mi desenlace final.

Oswaldo llegó a la ciudad armado hasta las trancas. No había nadie que no notase su presencia.

Estaba cansada, hastiada de todo y solo quería poner punto final a la primera puta aventura de mi vida.

Nuestro encuentro se hizo efectivo en el casino del pueblo. Yo jugaba al billar americano cuando él apareció.

–    Tanta huevada la has organizado tu solita.
–    Eso parece Oswaldo. Si pusieses un poco más de cuidado en tus “chimbas empresas”. Este no hubiera pasado.
–    Bueno nenita, como le damos fin a esto.
–    Teniendo en cuenta tus “fucking impulsos” seguro que me quieres quitar de en medio.
–    Si eso creo, mi hijita.
–    Pues es un nuevo error Oswaldo. Valgo más viva que muerta. Has visto como en tan poco tiempo he reventado tu entramado turístico y créeme sin gran intención.
–    Que propones “Mara”.
–    Una alianza sin piches trampas. Yo llevo todo el proceso turístico y tu me das protección y plata por el trabajo.
–    No más engaños, ni amenazas. Seremos socios de verdad. Y te aseguro que nunca te vas a arrepentir de haber tomado esta decisión.
–    No sé niñita, suena demasiado bonito. Ten en cuenta que tengo enemigos por toda baja California.
–    Lo sé Oswaldo, pero soy la mejor cocinera de tacos de pescado desde San Diego hasta Sinaloa.
–    ¿Les pones “salsa de gallo”?.
–    Salsa de gallo y los putos “tigres del norte” me chupan mis pies mientras los preparo.
–    Let see, I´ll think about it.
–    Ok man, but hurry up because I dont have time to wait . It is now or never.

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