La mujer del Cesar no solo debe ser honrada, sino parecerlo

Todavía recuerdo el mitin que diste en las elecciones de tu pueblo Valldemossa. Más parecía una boda, que un acto político, los camareros de estricta etiqueta, canciones de Frank Sinatra. Todo era precioso. Nada podía emular que saldrías derrotada, encontrándote el “marrón” como les dijiste a tus compañeros de partido, que había heredado del Cesar.