Misión olvido

Nairobi, Kenia. El continente africano, salvo Sudáfrica, se ha convertido en estos últimos años en pasto de secuestros de occidentales como moneda de cambio para que Al Qaeda o mafias perfectamente organizadas ganen enormes cantidades de dinero.

El país pionero fue Somalia, donde no existe estado de derecho. Está gobernado por tribus locales que rápidamente vieron la enorme rentabilidad que les suponía el secuestro de barcos pesqueros extranjeros.

Una vez ejecutada la interceptación, empieza un protocolo perfectamente diseñado, en el que un bufete de Londres se pone en contacto con el armador y pide una cantidad económica. A partir de aquí, se abre un proceso de negociación en el que el tiempo y la paciencia de los secuestradores marcan el destino final.