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La Corvina de tu tía Jacobina

Carlos E. Vallejo

Ingredientes.

• 1 Corvina, dependiendo del número de comensales. Solo se van a cocinar los lomos, con lo que la espina central, le podemos decir a nuestro pescadero que la mande a paseo.

• 1 pimiento verde

• 1 pimiento rojo.

• 1 kilo de tomates.

• 1 brik de leche de coco.

• Cebollino

• cilantro.

• 3 dientes de ajo.

• 2 cebollas grandes.

Tu tía Jacobina, siempre fue un poquito ligera de cascos, y le gustaba más un “cachas”, que a un tonto un lápiz. Mira que he conocido “tontos” en mi vida y nunca he terminado de entender este dicho, ya que el lapicero, siempre lo he identificado con la inteligencia o la creatividad. Ese maravilloso tendero haciendo las cuentas de lo que le debe la señora sobre un papel periódico o esa joven haciendo un bosquejo de lo que siente su alma con un lapicero marca “Staedtler”.

La tía Jacobina como te comentaba una mañana del año 1967, para se más concretos, el 27 de Febrero, paseaba por el gran mercado de la Paz de Madrid, junto a Ana la portera del edificio, que la pobre hacia las veces de doncella, portera, porteadora y lo que hiciese falta para poder llenar las bocas de la trole que debía mantener en el pueblo cacereño de “Hinojosa del Valle”.

En la pescadería, Ana la portera, ya estaba terminado el encargo de tu abuela, cuando de repente apareció un “morenazo” imponente, que se plantó en la cara de tu tía Marina.

– No puede ser, que para semejante belleza, esta preciosa corvina, se quede abandonada, sin que tan delicado paladar no pruebe el pescado del amor.

– !Moviendo, que es gerundio!. Le espetó Ana.

– !Hay Ana!, haga caso del caballero y déjeme probar semejante manjar.

– Bien dicho querida. La corvina, por si no lo sabia esta bella doncella, cuenta con los “atolitos” que son unas estructuras alojadas en las cavidades auditivas de los peces que les permiten mantener el equilibrio .

Según cuenta la leyenda, el mago Merlín le había regalado al Rey Arturo una piedra especial y mágica, que era un “atolito”. Y le dijo que si actuaba mal, la piedra cambiaría de color.

Con usted, mi querida damisela, seguro que permanece tan roja como sus actuales cachetes.

– Me avergüenza caballero, con tanto atrevimiento.

– Le pido mis más sinceras disculpas mi “Grandiosa idealizada”, pero permitame explicarle que soy un triste marinero en dique seco. Esta maravillosa ciudad ciudad de Madrid, lo tiene casi todo, pero si tuviese mar, seguro que llegas al cielo, pero querida, la meseta siempre será lo interior y el Mediterráneo es la luz.

Esta receta la aprendí en Venezuela, en una Taberna del puerto de Maracaibo, donde disfruto de este gran plato.

Comencemos con el sofrito universal de cebolla, al que le añadimos un par de ajos picados, a fuego lento. Una vez que esté medio hecho, le ponemos dos tomates picados sin piel y lo continuamos cocinando. Cuando vaya tomando cuerpo, le ponemos una lata de leche de coco y lo continuamos removiendo.

Los lomos de la corvina cortados en trozos, los cocinamos en esta deliciosa salsa.

Sal pigmentamos el guiso y finalmente le ponemos pimiento verde y rojo cortado en trocitos, junto a cebollino y cilantro picado.

Este plato puede ser acompañado con arroz basmatí , patatas fritas o plátano frito.

Querida Jacobina, cuando su estimada Ana se lo cocine, disfrute de este manjar. Su paladar disfrutará de esta maravillosa combinación de dulce y salido. En ese momento, cierre los ojos y recuerde a este humilde marinero que conoció en dique seco y que siempre le guardará en su corazón.

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Marcel

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